Por Brunymarie Velázquez Meléndez / brunymarie.velazquez@elnuevodia.com
IMAGÍNESE que enciende su computadora, activa su perfil en las redes sociales, su correo electrónico y comienza a navegar en la web. Enterarse de las noticias, el clima, el tráfico, las últimas ofertas y hasta cómo se sienten sus amigos es más rápido que hacer “clic”. Pero se percata de que han pasado horas y usted aún sigue frente al monitor.
O considere el ejemplo de Esteban (nombre ficticio), que es amante de la música, y comparó cómo hace unas décadas entraba a una disquera y leía varias revistas para mantenerse enterado de los acontecimientos musicales más importantes del mundo. “Hoy entro a internet y hay tanta información de música que me causa desesperación y he llegado a hastiarme”, comparó.
Tanto usted, como Esteban, podrían ser víctimas de la ‘infoxicación’, un neologismo originado por el español Alfons Cornellá, que se aplica cuando toda la información que se recibe a través de correos electrónicos, redes sociales, mensajes de texto y la web es más de la que humanamente se puede procesar.
Entre el comienzo de la escritura y el 2003, el ser humano produjo cinco exabytes -trillones de unidades- de información. Esa misma cantidad se produce ahora cada dos días en internet, dijo en entrevista por videoconferencia desde Uruguay, David de Ugarte, bloguero del periódico El País, de Madrid y autor de más de cinco libros sobre redes sociales e informática.
Según el cálculo del experto en redes, cinco exabytes de información equivalen a un millón de millones de fotografías de una cámara digital promedio o a más de medio millón de veces la información que los jóvenes puertorriqueños intercambian mediante mensajes de texto cada año.
¿Qué pasa cuando se vive dentro de ese despiadado bombardeo de información? La mente se agobia, y es que la inmediatez de la información en internet y las nuevas tecnologías han hecho que las personas acudan a la Red como primera opción. Eso lleva a que terminen aturdidas y a que su capacidad de análisis se afecte. Todo es igual de importante y urgente, por lo que intervienen con todo a la vez.
El psicólogo británico David Lewis creó el término Síndrome de Fatiga Informativa para describir el efecto que se produce cuando la persona tiene que lidiar con millones de datos de información que llegan al cerebro. Su estudio se enfocó en los efectos de la información en el mundo empresarial y las repercusiones que el bombardeo de ésta tendría en los empleados.
Lewis determinó en sus estudios que el sobreestímulo de información paraliza la capacidad de analizar, crea ansiedad, lleva a tomar malas decisiones y a llegar a conclusiones erróneas.
El psicólogo expuso además como uno de los efectos mayores que las personas “se han convertido en incapaces de desarrollar rutinas sencillas para manejar la información”.
“Si estás sometido a un bombardeo de publicidad y dejas de actuar con conciencia una reacción puede ser que comiences a comprar irracionalmente”, ejemplificó De Ugarte.
Menos productividad
Por otro lado, Glenn S. López Haage, especialista en web del Sistema Ana G. Méndez, dijo que otras de las consecuencias de la infoxicación son “la disminución de productividad en el trabajo o estudios y la postergación de sus prioridades, ya sean personales o profesionales”.
Un informe de Rescue Time, que se dedica a hacer estudios de los hábitos tecnológicos de las personas, reveló que un 28 por ciento de la jornada de una empresa se malgasta en interrupciones que no son urgentes.
Hace más de cincuenta años el uso de las maquinillas y el auge de la imprenta permitía que se duplicara la cantidad de textos que se publicaban. Aún así, según De Ugarte, los altos costos no permitían que todos crearan información.
“Estamos viendo cómo la democratización de la información ha aumentado y evolucionado a la vez, primero como escritura, después como imagen, etcétera. Ahora todo el mundo puede producir información en todos lados”, expresó De Ugarte como el lado positivo de la llamada Era de la Información.
La avalancha de contenido que se produce en internet levanta una paradoja, y es que mientras el contenido va multiplicándose, disminuye la posibilidad de que logre ser leído.
“En una página web promedio, los usuarios tienen tiempo de leer hasta un 28 por ciento de contenido durante una visita. El promedio de lectura no sobrepasa las 200 palabras”, revela un informe de Jakob Nielsen, reconocido en Estados Unidos por sus amplios estudios del comportamiento de los usuarios en internet y la “usabilidad” de los portales.
De igual forma, el fácil acceso a producir contenido en internet dificulta encontrar información de calidad al momento de profundizar en algún tema o suceso.
“En caso de un suceso noticioso, te enteras de qué pasó, pero difícilmente el por qué pasó. La prensa tendría que ser el refugio de profundidad”, explicó.
La inteligencia evoluciona
A pesar de reconocer que el exceso de estímulo informativo puede llegar a ser nocivo, para De Ugarte este efecto puede resultar “en una inteligencia más rápida que acostumbre al cerebro humano a enlazar unos temas con otros sin mayor dificultad, aunque de una forma más superficial”.
“Los tiempos parecen decir que para ser inteligente no hay que ser profundo. Sin embargo, puedes compensar la falta de profundidad aumentando el número de fuentes”, explicó De Ugarte.
Para otros especialistas, como Manuel Castells, de la Universidad de California del Sur, los jóvenes de hoy tienen una tendencia a ser menos profundos pero más creativos.
Aunque el evitar ‘infoxicarse’ depende después de todo de la persona, se deben tomar las medidas y procurar tener las herramientas para disminuir las posibilidades de infoxicación, explicó López Haage.
Los usuarios “tienen demasiadas herramientas y no saben utilizarlas y manejarlas”, dijo López Haage.
“Infoxicación’ no es adicción a Internet
La infoxicación y la adicción a internet no son lo mismo, aunque tienen una línea muy fina que podrían entrelazarse, según explicó López Haage.
“Una persona adicta a la información escoge lo que quiere leer y de qué quiere informarse, a diferencia de una persona infoxicada que está la mayor parte del tiempo conectada a una computadora recibiendo información de todo tipo al mismo tiempo”, añadió el especialista.
Por otro lado, el presidente de Internet Society de Puerto Rico, Eduardo Díaz Rivera, resaltó la diferencia entre la sobrecarga de información (conocida en inglés como “information overload”) y la infoxicación.
Según Díaz Rivera, lo primero se trata de toda la información que llega a nuestro cerebro a través de nuestro entorno, a diferencia de la infoxicación, que es la saturación de información dentro de la misma red cibernética y los medios digitales que utilicemos, ya sea vía correo electrónico, redes sociales, mensajes de texto y la web.