Por Patricia Vargas Casiano / End.pvargas@elnuevodia
Por primera vez desde que comenzó el proceso judicial asociado a la demanda por difamación y libelo incoada por la cantante Giselle Ortiz contra Maripily Rivera y su aún esposo Roberto Alomar, ayer los protagonistas del drama coincidieron en el Centro Judicial de Carolina, donde se ve el caso.
Desde que llegaron los tres se esquivaron y evitaron mirarse a la cara, pero cuando el juez Raphael G. Rojas los llamó para el proceso de identificación, Alomar y Maripily (que enfrentan un proceso de divorcio en la Florida), tropezaron al acercarse al podio quedando frente a frente. Alomar le cedió el turno a la modelo.
“No lo miré”, aseguró luego entre risas Maripily a su salida de la sala.
Antes, ninguna de las partes giró sus cabezas para mirarse durante la vista en la que se discutió sobre las deposiciones que deberán presentar Maripily, Alomar, y los padres e hijo de Giselle; así como el peritaje que usará la corte para determinar posibles daños mentales y a su imagen que alega la cantante en su demanda contra el ex beisbolista y la modelo.
El magistrado les dejó claro a todos que no deseaba que el caso se tome años en resolverse por dilaciones en presentar las pruebas que se les piden.
“Si en algún momento llegan a un acuerdo fuera de corte, que saben es lo mejor, me dejan saber”, acotó el juez.
Al igual que a su llegada, las partes abandonaron la corte sin decir mucho. Tanto a su entrada como a la salida, el paso de las figuras públicas llamó la atención de empleados y curiosos, que ocuparon los balcones de los cuatro pisos del edificio para verlos de cerca.
La primera en salir fue Giselle, quien se veía llorosa.
“Por muy calmada que esté, esto es muy fuerte y estresante. Además, cuando vi la familia de Alomar, en especial a su tía Lourdes, me dio mucho sentimiento porque ella fue muy buena conmigo. La pude saludar de lejos”, dijo en un aparte Giselle, quien estuvo acompañada por su esposo, el pelotero Mickey Negrón, sus padres Miguel Ortiz y Gladys Cáceres, y la publicista Uka Green.
Siguió Alomar, quien anoche regresaría a los Estados Unidos y quien contrario al rostro impávida que mantuvo durante la vista, salió sonriendo.
“Estoy tranquilo, tranquilo”, se limitó a decir.
El ex pelotero, que iba del brazo de su madre, María Velázquez, indicó que “mi madre es lo mejor que hay”.
Pero fue Maripily quien mostraba una gran contentura, lanzando besos al aire e indicando a los medios de comunicación presentes cuánto los quería.
“Cuando uno tiene la verdad está tranquila. Estoy lista para todos los procesos en mi vida”, aseguró quien manifestó estar confiada en todo.
La también empresaria -quien anoche regresó a su residencia en Florida, donde reside- no quiso reaccionar a comentarios hechos por Giselle a su llegada al tribunal: “sólo le falta una soga al cuello y una garrapata en el trasero”.
El abogado de Maripily, Ricardo Carrillo aseguró estar conforme con lo ocurrido en sala.
“El juez fue bien justo en todas sus decisiones y entendemos que el caso va a seguir su curso normal”, dijo Carrillo.
Ayer no se presentó el expediente con las pruebas de VIH de Alomar, requeridas por la representación legal de Giselle como parte de su alegato de que estuvo expuesta al virus de inmunodeficiencia humana entre el 2002 y 2003. Según la abogada de Alomar, Mayra Vega Ramos, no presentarán porque no existen.
El juez cuestionó si no había un médico que hubiera atendido a Alomar.
“Él estaba activo en ese momento en el béisbol, que lo busquen ahí. No podemos someter una prueba que no existe”, le respondió la defensora.
Pero el abogado de la demandante, Edgardo Santiago Lloréns, sostuvo que: “Él se está amparando es que estuvo con Giselle hasta el 2003 y que antes de eso no sabía que tenía VIH. No tengo porque dudar que eso pueda ser cierto, pero no tengo manera de confiar a base de lo que él diga si no da pruebas médicas. Voy a tomar una deposición y de acuerdo a la misma tengo el derecho de pedir más pruebas médicas, dependiendo de su declaración voy a saber si me está mintiendo o no”, indicó Santiago Llorens.
La parte demandante contrato a una psicóloga de apellido Vega y al especialista en Mercadeo Carlos Rivera para presentar el peritaje que tendrán que ofrecer en sus informes antes del 30 de diciembre.
Maripily tendrá que regresar a la Isla el 4 de diciembre para una deposición en la oficina de la licencia Vega Ramos, mientras que Alomar tendrá su día el 18 de diciembre. El hijo de Giselle, Viadel Hernández, de 14 años, así como sus padres, harán lo propio el 7 de febrero.
El 4 de abril se celebrará la vista con antelación a juicio en el Tribunal de Carolina.
