Los guionistas, directores y, muy
especialmente, productores en Hollywood tienen una idea de las historias
que deciden rodar muy preconcebida y especial: tanto si son guiones
originales como si son “remakes” o secuelas, lo que buscan es atrabancar
la historia, no importa el tipo que sea, pero sobre todo si son
“thrillers” o policiales, con descargas de rampante violencia, incluso
dañando argumentos que podrían haber funcionado con eficacia.
Este “The Call” es un “thriller” de suspense que marcha bastante bien en su primera hora: la protagonista, Jordan Turner (Halle Berry) es operadora del sistema 911 y cuando recibe una llamado de una jovencita pidiendo ayuda porque un individuo entra en su casa donde ella está sola, queda traumatizada al no poderla ayudar y se queda con eso en su mente.
Días después, todo se repite: otra chica es raptada pero lleva un móvil y llama y es Jordan quien recibe esa llamada. De ahí en adelante el asunto marcha bien con la operadora dando instrucciones a Casey y pasando los datos a la policía.
Y bien, si todo estaba funcionado como debía ser, ¿por qué entonces volver al “all american hero” tan resobado? O sea, los responsables “fuerzan el mingo”, como dicen en el billar, y no permiten un final lógico sino a la “estrella” haciendo de heroína.
Este “The Call” es un “thriller” de suspense que marcha bastante bien en su primera hora: la protagonista, Jordan Turner (Halle Berry) es operadora del sistema 911 y cuando recibe una llamado de una jovencita pidiendo ayuda porque un individuo entra en su casa donde ella está sola, queda traumatizada al no poderla ayudar y se queda con eso en su mente.
Días después, todo se repite: otra chica es raptada pero lleva un móvil y llama y es Jordan quien recibe esa llamada. De ahí en adelante el asunto marcha bien con la operadora dando instrucciones a Casey y pasando los datos a la policía.
Y bien, si todo estaba funcionado como debía ser, ¿por qué entonces volver al “all american hero” tan resobado? O sea, los responsables “fuerzan el mingo”, como dicen en el billar, y no permiten un final lógico sino a la “estrella” haciendo de heroína.