Por Bolívar Balcacer
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Cuando se escriba en cualquier momento la historia de los comunicadores latinoamericanos de las ultimas décadas del siglo XX y de la primera del siglo XXI, tendrá necesariamente que exponerse que estuvo llena de mediocres y de fanfarrones, de gente que se le fue el tiempo en vender sueños y en no cultivar su capacidad pero menos en aportar cosas positivas a los demás.
Sin embargo en ese mismo libro, en esas mismas cuartetas, tendrá que escribirse también que tres figuras latinoamericanas, rompieron el molde y los esquemas estereotipados de la época, para desde los medios que tenían y el poder de un micrófono darse por entero a los más necesitados.
Esos tres paladines que sellan la historia de la comunicación de esos tiempos y del presente son el Mexicano Piolin Sotelo y los dominicanos Minerva Saint Hilaire y Ramón Anibal Ramos, dos principes y una reina que se casaron con la filantropía para darse en cuerpo entero a los débiles y a los menesterosos.
El trabajo filantrópico de estos hombres es el vivo ejemplo de que no solo son instrumentos de la información sino verdaderos gladiadores por las causas patrioticas latinoamericanas en los Estados Unidos de América, dejando muy atrás a los miopes, a los tarados de cerebro y a los inconclusos del tiempo.
Piolín Sotelo abrazó la idea y el sueño de luchar por los indocumentados en un momento que el racismo y la barbarie se adueñan de una gran parte de la geografía del blanco del norte, este ser humano que emerge de los sectores más pobres de méxico que de su cenizas se levantó para dar ejemplo sin escandalos, sin parafernalias publicitarias, sin tener que pagar un centimo para salir en periódicos, revistas, radio y la propia televisión es amo, dueño y señor de un estilo único, irrepetible, inconfundible, su meta filantrópica, ayudar a los que realmente necesitan una voz y no usar su talento y su capacidad para solo producir vacuencias por las ondas hertzianas, manteniendo en alto el nombre de Mexico y su moral.
En el caso del dominicano Ramón Anibal Ramos, salido de las entrañas de la melaza, donde se entrelaza el sudor y la caña de azucar, es un ejemplo titánico de trabajo, de entrega, de disciplina y de grandeza, Ramón es un hijo de San Pedro de Macorís, que no solo ha producido grandes peloteros que han llevado alegría al mundo sino a uno de los más finos cultivadores de la poesía moderna del siglo XX, el inolvidable don Pedro Mir.
Ramon Anibal encontró el nirvana de saber dividir el tiempo entre el trabajo y su entrega a los demás, se ha convertido en el Nuevo Lázaro de los necesitados, en el rey de los que esperan una mano amiga en dominicana para sentir un poco de aliento, a través de diversas fundaciones, y de su programa de Televisión, este hombre, ejemplar especial de la dominicanidad, se apareó con el principio de José Saramago y comprendió a tiempo que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando perdió el respeto que debía a su semejante, por eso emprendió la lucha de dedicarse a los humildes y necesitados.
Ramón no busca prensa, no está en escándalos, no se codea con la mediocridad y si con las Alturas para sacar de allí, los contactos que le llevan cada año a encontrarse con niños dominicanos que padecen problemas de plomo en la sangre o escarpar las agrestes montañas dominicanas para llevar un frasco de medicina a los necesitados, sin importar cuantos kilometros tenga que caminar, el mismo Ramón Anibal Ramos que toma tiempo para pedir por los pobres, se quiere mejor ejemplo de dignidad y de entrega que este.
Minerva Saint Hilaire en cambio, decidió desde niña, llevar su propia cruz social, entregando cuerpo y alma a los que más claman por un apoyo solidario, ella?, la que como la madre Teresa de Calcuta, va tocando puertas para pedir una migaja y compartirla con los demás, con los pobres, con los descamisados, con los que claman por justicia y por igualdad, niños, mujeres parturientas, ancianos, han visto llegar a su ada madrina cargada de sueños y de verdades y compartirlas con cada uno de sus semejantes para al final como el cristo agradecido dar gracias a Dios por la fortaleza mostrada a favor del pobre. Al igual que los primeros, tampoco se le ve con ese afán desmedido de marketing, de publicidad, de egos hijos de mentes de cloacas que teniendo un micrófono en la mano, no han sabido dar ni siquiera un punto al alfabeto para ayudar a sus hermanos y por el contrario son protagonistas de la ignorancia y del olvido.
Talvez a esos seres sin cerebro y sin Corazón le escribió una vez el gran gurú tibetano Dalai Lama estas plabras "La reflexión es el camino hacia la inmortalidad (nirvana); la falta de reflexión, el camino hacia la muerte. El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato".
Que alegria y que orgullo se siente cuando uno en el tiempo ve que todo no está perdido y puede decir con la propiedad que emana del ejemplo, que Ramon anibal Ramos, Piolin Sotelo y Minerva Saint Hilaire son dos principes y una reina que predican con el ejemplo y con su silencio para sellar sus nombres con hilos de oro en los anales de la historia, como debe ser
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